BENEFICIOS DE EL AMARANTO
De vuelta por la historia de los alimentos nos topamos con el amaranto, un ejemplar herbáceo poco conocido a pesar de su antigüedad y codiciado por sus propiedades nutricionales. ¿Conoces este alimento con aspecto de cereal? ¿Quieres curiosear un poco más sobre él? Síguenos en este post de ME LATE CHOCOLATE para saber más de este desconocido que puede hacer las delicias de cualquier cocina.
Origen e historia del Amaranthus
Existen múltiples especies dentro del género Amaranthus, terminología latina procedente de una voz griega original que hace alusión a la perdurabilidad de sus flores. De él se consumen las hojas, el tallo o la semilla, siendo esta última la más popular y la más común en la exportación. Una especie muy conocida es el Amaranthus Caudatus también denominado kiwicha en Suramérica. Otro de estos ejemplares, el amaranto negro, es muy llamativo por su similitud al caviar, y es conocido en el Ecuador como Sangorache. En México, la variedad del amaranto también se le llama huatli.
Según los hallazgos arqueológicos, el amaranto fue domesticado en tiempos precolombinos. Aztecas, mayas e incas lo consideraban un importante alimento de su dieta junto a otros locales como el maíz, la quinua o el fréjol. Ese producto no sólo era valioso en términos nutritivos, sino que tenía otras aplicaciones relacionadas con lo sagrado, motivo que parece explicar por qué su cultivo fue abandonado tras la conquista española.
Los usos y propiedades del Amaranto
Además de en las Reparaciones culinarias, el amaranto ha sido utilizado a lo largo de la historia como ingrediente en brebajes con fines medicinales y terapéuticos. Asimismo, resulta muy apropiado para las personas que no pueden digerir el gluten. El amaranto también es un alimento interesante por las vitaminas, proteínas, fibras y antioxidantes que contiene.
El amaranto tiene un sabor particular, así que conviene degustarlo antes de incorporarlo a alguno de nuestros platos, pero es un exótico aditivo en todo tipo de preparados, aperitivos, fuertes y postres, y tanto en el desayuno como en otras de las comidas a lo largo del día.
Se consume cocinado, agregándolo a ensaladas o deliciosas sopas. Igualmente se puede tostar, reventando el grano, y se añade como otros cereales a la fruta troceada, yogurt u otras bebidas. Su harina se usa para elaborar tortillas y repostería, como las deliciosas alegrías mexicanas elaboradas con amaranto, miel y panela.
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