TIPS DE INTIMIDAD

Ocho consejos para mantener la intimidad cuando hay hijos en casa

Cómo aprender a buscar espacios para la pareja cuando convivimos con los hijos


Todos los que somos padres sabemos lo que supone tener bebés, niños o adolescentes en casa. Ocupan todo porque nosotros aceptamos eso gustosos. En este enamoramiento con el hijo, muchas veces se deja de lado el eje primitivo de la familia, es decir, la relación de pareja.

Ser padres implica un periodo de tiempo de unos 15 a 20 años de exclusividad con el nuevo ser que tenemos a nuestro cargo. Durante ese periodo de tiempo no podemos permitirnos olvidar el resto de los aspectos que nos hacen las personas que somos. Si descuidamos todo lo que no es ser padres, cuando los hijos abandonen el nido nos encontraremos con que no nos queda nada más. No nos hemos desarrollado en forma independiente, no hemos cumplido nuestros sueños personales, no hemos alcanzado las metas laborales que pretendíamos.

Uno de los aspectos que más sufren cuando llegan los hijos, es el de la intimidad de la pareja. No hablamos solo de intimidad sexual, si no de intimidad afectiva. La pareja estaba antes de que los niños llegaran, estos son consecuencia del amor de los dos miembros en la relación (hablamos de una pareja establecida en este caso). Los niños son un regalo de la vida pero nunca hay que olvidar que ellos están de paso y aunque se conviertan instantáneamente en nuestra prioridad absoluta, eso no implica que tengamos que posponer y olvidar nuestros deseos y quiénes somos. Tampoco hay por qué perder el vínculo con el otro.

Ocho consejos para mantener la intimidad cuando hay hijos en casa


Consejos para mantener la intimidad emocional y sexual

1. No permitas que el bebé se convierta en el rey de la cama matrimonial. Dormir con los hijos es un placer inmenso y hay corrientes educativas que alimentan la cama familiar. Si el lugar de encuentro con tu pareja es la cama, es mejor que el bebé se duerma en su cuna. Si deseas practicar la modalidad de cama familiar, busca un lugar nuevo y diferente que sea tu lugar exclusivo con tu pareja. Incluso otra cama en otra habitación .



2. Los niños necesitan horarios y costumbres definidas. De esta manera tienen su rutina necesaria y la pareja encuentra su espacio de tiempo a solas de forma cotidiana.




3. La pareja necesita tener actividades al margen de las actividades familiares. Hay cosas de papá y mamá. Solos. Sin culpas.



4. No utilices el apodo de "papá" o "mamá" para llamar a tu pareja. Al principio es muy tierno, pero después se acaba sustituyendo la imagen de la persona "María" por ejemplo, por la de "mamá". Esto es deserotizante, hace que la persona asuma un rol como preponderante y le resta personalidad y autonomía. "Mamá" y "Papá" lo son en cuanto a sus hijos, pero también y principalmente son "Juan" y "María" antes, durante y después de los hijos.



5. Un día a la semana sin niños. Organizarse para que alguien cuide los niños una noche a la semana y poder salir a hacer una actividad diferente es muy aconsejable. Incluso quedarse en casa a ver la tele, pero con el cuidado de los niños a cargo de un tercero.



6. Viajar juntos y solos. Del mismo modo es una excelente idea viajar juntos y solos una vez al año, por lo menos. Reencontrarse fuera del escenario de todos los días y sin las obligaciones cotidianas es una inyección renovadora para la pareja.




7. Formar parte de la vida social de los hijos, pero con un límite. Los colegios que educan a nuestros niños invitan muy frecuente y acertadamente a formar parte de la actividad educativa de los alumnos. Pero hay una cuota para eso y el resto es exceso. Si todos los fines de semana de todas las semanas del ciclo escolar hay una actividad "familiar", y durante la semana los niños acuden al colegio, el margen de espacio y tiempo para que la pareja pueda rescatar su espacio individual queda muy acotado. Participar, pero no en todo todo el tiempo.





8. Los adolescentes y su mundo exigente son un problema a la hora de mantener la relación de sus padres en perfecto estado. Las tensiones de la pareja con hijos en esta franja de edad se agudizan, las discusiones son más frecuentes y los hijos muchas veces actúan como disparador y combustible de estas discusiones con el propósito de dividir opiniones y conseguir una ventaja en algo que desean. "Divide y vencerás" es algo que nuestros hijos aprenden enseguida y lo utilizan con descaro, todo depende de hasta dónde, como padres y pareja, los dejemos llegar.


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