A SONREIR CON NUESTRAS TRADICIONES

Calavera al doctor Paquito



El pobre Doctor Paquito
ahora sí se nos peló,
se veía tan saludable,
siempre sonriente y amable,
cómo es que se petateó.

La Catrina remolona
ya le había echado el ojito
se dijo: este Doctorcito
lo subo a mi carretón
por risueño y chaparrito
pa’ que encienda mi pasión,
yo lo miro muy buen mozo,
limpiecito y retozón,
se me hace que está sabroso.

Nomás de oler su perfume
se me mueve hasta el calzón.
Ni tarda ni perezosa
del cuello se le colgó
y le dijo : ¡PAPACITO!
rechíname mis huesitos,
de lo otro me encargo yo.

Mas Paquito siempre fiel
se ponía muy remilgoso
escondiendo su trompita;
primero decía que no,
mas, la huesuda cachondita
fué tanto lo que insistió
que al fin Paquito accedió.

En eso la Jefa Neri
tremenda escena miró
diciendo: ¡Oiga!, ¡qué ejemplo!
y al pobre se lo surtió.

Le ponchó sus cachetitos
y la nariz le mordió,
mas, fué tremendo patadón
que hasta el limbo lo mandó,
condenada chaparrita,
¿de dónde fuerza sacó?.

En el panteón de Texcoco
hoy se ve al Doctor Paquito
de un cajoncito asomando
y sonriendo en lo obscurito,
rodeado de calaquitas
que lo están agasajando
y él diciendo: Pues ya qué…
¡yo flojito y cooperando!



Camioneros de Guadalajara



Molesta andaba la muerte.
Hasta el más allá se supo
que en este lugar del mundo
tenía unos muy buenos clientes
que mataban mucha gente.
Les llamaban ‘Los vacunos’.

Pensó: “¡Caramba, no es justo,
a éstos nadie los detiene!
Diario atropellan a algunos.
Es mejor que me los lleve.
¡Me llevaré a uno por uno,
pa’ que vean lo que se siente!”

Pero bueno… Finalmente
cumplir sus planes no pudo:
Los muertos están de luto,
pues mataron a la muerte.
No andaba en su día de suerte.
Cruzó la calle Insurgentes

y… ¡La atropelló un ‘Vacuno’!


La rodilla



La muerte la sorprendió
jugando en la resbaladilla,
y llorando se marchó
con un golpe en la rodilla

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